La regla 6 afirma que en ocasiones el espíritu rechaza sobre su presencia y se oculta. En el instante en que el demonio se vela, la víctima percibe que está libre de cargas y que no está apresada en lo más mínimo. El panorama increíble elaborado por el espíritu no debe ser confiado por el exorcista a menos que y hasta que vea los signos de emancipación del diablo del cuerpo del poseído. La regla 10 prevé que el exorcista debe retener la información de que hay un conjunto de espíritus malignos que no pueden ser desterrados sin una oración y un ayuno precisos. Él y el sacerdote asistente deben proseguir los principios dados por los Beatos Progenitores. La regla 20 afirma que el sacerdote debe emplear palabras de la Santa Biblia en vez de las suyas propias.
Debe ordenar al espíritu maligno que pronuncie por qué ha penetrado en el cuerpo de la víctima. Para un exorcismo triunfante el poseído debe capitular ante el sacerdote. Si el poseso ha tragado algo, debe amordazarlo. El exorcista ha de ser desenvuelto para poder expulsar a Satanás del cuerpo de la víctima. Debe confiar solo en Dios y no en sí mismo. A veces Dios obliga al mal presente en el cuerpo del poseído a decir la verdad. El exorcista no debe creer en lo que el diablo verbaliza, ya que se encuentra en el principio. La víctima sólo puede liberarse gracias a la fuerza de Dios, la mansedumbre del exorcista y su fortaleza. Las medallas religiosas han sido una fuente de orgullo y gracia desde el comienzo de los tiempos para los católicos. Al investigar la historia de las medallas, descubrirá que cada pieza es única y lleva bendiciones concretas del personaje religioso representado en la Medalla virgen milagrosa 1830.
Cada creación de joyería está hecha a mano, por encargo y está libre en una extensa gama de estilos y precios. La oración es el medio por el que limpiamos nuestras ánimas, y las cuentas del rosario se utilizan para contar esas oraciones. Las cuentas del rosario son objetos de fe personales, mas eso no significa que no puedan estar a la moda. Con una pulsera de rosario puedes sostener tus oraciones cada día, ¡y lucir bien mientras que lo haces! Quizás una de las apariciones más conocidas es la de Nuestra Señora de Lourdes. Esta aparición tuvo lugar en la década de 1850, cuando la Virgen se le apareció a Santa Bernadette. Las aguas de la gruta de Lourdes hicieron que la gente viniera de todas y cada una partes para curarse con ellas, y son incontables los milagros que se atribuyen a Lourdes hasta hoy. Este año se ha festejado el 150 aniversario de Lourdes.
De forma frecuente, además de las medallas, se hallan rosarios de Lourdes que tienen una ampolla de auténticas aguas de Lourdes como centro del rosario. La gente no puede volar. Que se lo afirmen a los hermanos Wright. El mundo es plano. Que se lo afirmen a Colón. Tus relaciones nunca van a mejorar. Las ventas de tu empresa nunca mejorarán. Tus objetivos nunca se alcanzarán. Si eso es lo que te dices a ti mismo, entonces eso es lo que se hará realidad. No le afirmes a Michael Phelps que jamás verá 8 medallas de oro. Absolutamente nadie le afirmó al miembro del Senado Barack Obama que jamás va a tener la oportunidad de ser presidente de los Estados Unidos de América.
Las iglesias pentecostales enseñan a sus miembros a entrar en sus habitaciones, cerrar la puerta y empezar a vocear oraciones a Dios, con frecuencia a la primera hora de la mañana o a última de la noche, cuando la gente duerme. Absolutamente nadie rezó de esta forma en la Sagrada Escritura ni las Sagradas Escrituras nos da tal instrucción. Jesucristo afirma "Pero cuando hayas cerrado tu puerta, ora a tu padre que está en ese sitio secreto, y tu padre que ve todo cuanto se hace en secreto te retribuirá" Mt. 6:6, Los israelitas que chillaron juntos con trompetas, arca del acuerdo, procesando y también hicieron caer los muros de Jericó como Dios instruyó a Josué.
No chillaban desde la intimidad de sus casas. Jos, 6:17-21. Ellos (los pentecostales) simplemente imitan a los profetas de Baal. Las medallas de los Beatos Patronos son algo muy conocido dentro de la fe católica. Acostumbran a ser piezas brillantes de oro, plata de ley, níquel o bien estaño con los nombres de los santurrones, como San Cristóbal o San Miguel o San Pedro y una imagen de ellos grabada en el metal que hace la moneda.