La regla 6 dice que a veces el espíritu repudia sobre su presencia y se oculta. En el instante en que el diablo se vela, la víctima percibe que está libre de cargas y que no está apresada en absoluto. El panorama increíble elaborado por el espíritu no ha de ser confiado por el exorcista salvo que y hasta que vea los signos de emancipación del demonio del cuerpo del poseído. La regla 10 prevé que el exorcista debe retener la información de que hay un conjunto de espíritus malignos que no pueden ser desterrados sin una oración y un ayuno precisos. Él y el sacerdote asistente deben proseguir los principios dados por los Santurrones Progenitores. La regla 20 afirma que el sacerdote debe usar palabras de la Santa Biblia en lugar de las suyas propias.
Debe ordenar al espíritu maligno que pronuncie por qué ha penetrado en el cuerpo de la víctima. Para un exorcismo triunfante el poseído debe capitular frente al sacerdote. Si el poseso ha tragado algo, debe amordazarlo. El exorcista debe ser desenvuelto para poder expulsar a Satanás del cuerpo de la víctima. Debe confiar sólo en Dios y no en sí mismo. A veces Dios obliga al mal presente en el cuerpo del poseído a decir la verdad. El exorcista no debe creer en lo que el diablo verbaliza, puesto que se halla en el principio. La víctima solo puede liberarse gracias a la fuerza de Dios, la mansedumbre del exorcista y su fortaleza. Las medallas religiosas han sido una fuente de orgullo y gracia desde el principio de los tiempos para los católicos. Al investigar la historia de las medallas, descubrirá que cada pieza es única y lleva bendiciones específicas del personaje religioso representado en la Estampas de la medalla milagrosa.
Cada creación de joyería está hecha a mano, por encargo y está libre en una amplia gama de estilos y costes. La oración es el medio por el que limpiamos nuestras almas, y las cuentas del rosario se emplean para contar esas oraciones. Las cuentas del rosario son objetos de fe muy personales, mas eso no quiere decir que no puedan estar a la moda. Con una pulsera de rosario puedes sostener tus oraciones al día, ¡y lucir bien mientras que lo haces! Tal vez una de las apariciones más conocidas es la de Nuestra Señora de Lourdes. Esta aparición tuvo lugar en la década de 1850, cuando la Virgen se le apareció a Santa Bernadette. Las aguas de la gruta de Lourdes hicieron que la gente viniera de todas y cada una partes para curarse con ellas, y son innumerables los milagros que se atribuyen a Lourdes hasta hoy. Este año se ha celebrado el 150 aniversario de Lourdes.
A menudo, además de las medallas, se hallan rosarios de Lourdes que tienen una ampolla de genuinas aguas de Lourdes como centro del rosario. La gente no puede volar. Que se lo afirmen a los hermanos Wright. El mundo es plano. Que se lo digan a Colón. Tus relaciones jamás mejorarán. Las ventas de tu empresa jamás van a mejorar. Tus objetivos nunca se alcanzarán. Si eso es lo que te dices a ti, entonces eso es lo que se hará realidad. No le afirmes a Michael Phelps que nunca verá ocho medallas de oro. Nadie le dijo al miembro del Senado Barack Obama que nunca tendrá la ocasión de ser presidente de los E.U. de América.
Las iglesias pentecostales enseñan a sus miembros a entrar en sus habitaciones, cerrar la puerta y comenzar a gritar oraciones a Dios, con frecuencia a primera hora de la mañana o a última de la noche, cuando la gente duerme. Nadie rezó así en la Biblia ni la Sagrada Escritura nos da tal instrucción. Jesucristo afirma "Pero cuando hayas cerrado tu puerta, ora a tu padre que está en ese lugar secreto, y tu padre que ve todo lo que se hace en secreto te recompensará" Mt. 6:6, Los israelitas que chillaron juntos con trompetas, arca del acuerdo, procesando y también hicieron caer los muros de Jericó como Dios instruyó a Josué.
No gritaban desde la intimidad de sus casas. Jos, 6:17-21. Ellos (los pentecostales) simplemente imitan a los profetas de Baal. Las medallas de los Beatos Patronos son algo bien conocido en la fe católica. Suelen ser piezas refulgentes de oro, plata de ley, níquel o bien estaño con los nombres de los santurrones, como San Cristóbal o San Miguel o San Pedro y una imagen de ellos grabada en el metal que hace la moneda.